Conversando con una amiga sobre las estaciones del año y el asco de frio que hace ahora, le comente así como al pasar, que en realidad yo no tengo una estación favorita si no que me gustan todas las estaciones, solo que cada una tiene sus cosas especiales por las q amo y odio pasarlas.
Para los que no se dieron cuenta, viven en el ecuador o andan vacacionando en Miami, llego el invierno señores! A desempolvar camperas y quitarles el olor inconfundible de naftalina y lavanda con la que nuestras madres se empeñan en guardar la ropa, es hora de prepararse para engordar unos 4 o 5 kilos mínimo entre churros, pelis y cientos de tazas de chocolatada con el culo pegado a la estufa.
Invierno si, que tiene de positivo? Además de todo lo anteriormente mencionado, para aquellos que tienen la suerte de tener un hornito de carne y hueso, las noches invernales en pareja son lo mejor! Y para quienes no, pues siempre nos queda ese amante fiel y silencioso, la bolsita de agua caliente (fiel, siempre que no se te salga el tapon en medio de la noche y termines helado y puteando porque ni siquiera te acuerdas donde se guardan las toallas del sueño que cargas y estas con medio colchón empapado)
En invierno te vuelves experto en cine, como así también en comidas altas en grasas y mortales para la salud de tu hígado, la industria del chocolate eleva sus ganancias a por montones a costa de puros ciudadanos antojados y creidos de que una barrita va a darnos más calor. Decir invierno es decir noches más largas, medias de lana y abrazos prolongados, es decir juntadas en casita, narices rojas y unos cuantos brrrr que frio hace! Cuando los amigos llegan a casa para la fondue de queso con el alcohol debajo del brazo y envueltos en 8 kilos de abrigo. Es también volver al hogar con más ganas, amando el calorcito hogareño y deseando un buen plato de sopa caliente para reconfortar el alma.
Peeeero, no todo es color rosa en nuestros inviernos argentinos, también están las puteadas por la mañana al asomar medio dedo fuera y querer matarse por tener que salir de ese microclima que se vuelve nuestra cama al asco de exterior helado y triste que de tan oscuro seguimos mirando el reloj para ver si son las 8 o en realidad son las 4 am , mas aun, si toca ir a trabajar o a estudiar, en ese momento, justo después de los 5 minutos de sueñecito prolongado, lo único que deseas es que haya nevado toooda la noche, los caminos estén cortados y dicten feriado nacional para quedarte hasta las 11 hecho un niño envuelto entre las frazadas. El invierno nos trae resfríos al por mayor y no solo las empresas chocolateras se favorecen, ni que les diga de las que hacen pañuelitos descartables o tecitos antigripales. En el invierno no solo una se vuelve menos sexy con esos kilos de mas, si no que la ropa invernal es, además de cara un poco sosa para salir de levante, si te pones escote clavas resfriado seguro y si vas con polera no te levantas ni a la mañana, eterno dilema a la hora de salir.
Invierno de caras palidas, colores pasteles y gargantas resentidas, invierno de mimos, charlas tibias y manos heladas, guantes, pompones y tejidos de la abuela. Sea como sea, invierno es la estación justa para sacar provecho del frio y no deprimirse, asique acomoda ese gorrito a lo chavo del 8 que se ha puesto en onda y toma la calle, busca entre la gente a tu hornito de carne y hueso, compra chocolates, asalta un video y ve a casa, feliz de tener la posibilidad de meterle mano a un submarino gigante que quizás mañana, cuando te asomes puteando, algunos copos de nieve te sorprendan con un invierno extremadamente bonito.